sábado, 13 de julio de 2013

Economía de plenitud. Un camino hacia la felicidad que ya conocemos.

Economía de Plenitud. 


Un camino hacia la felicidad que ya conocemos.

Por Draker



Teniendo en cuenta el momento en el que nos encontramos, donde cada día los medios nos bombardean con la idea de que la "austeridad" es la única salida a la crisis, es importante señalar que existen otras alternativas disponibles. 

La Tierra nos está dando sus señales, para que nos demos cuenta de que debemos cambiar. Nuestra forma de vida es insostenible. No se trata de economía, de sociedad, de política... es una cuestión de supervivencia. Estamos destruyendo el planeta más rápido de lo que se puede regenerar, lo cual nos empuja a buscar un cambio radical en nuestro estilo de vida, un cambio sistemático desde la raíz.

Y aquí es donde entran visiones alternativas como la de Juliet B. Schor, economista y escritora, quien en su libro "True Wealth" nos presenta una estrategia revolucionaria para pasar a tener una vida más rica y equilibrada, así como sostenible.

En su libro, esta economista hace algo interesante, y es presentar una alternativa desde el punto de vista de varias disciplinas. Mientras que la mayoría de soluciones convencionales vienen sólo de los terrenos de la economía o la política, la solución que Schor plantea proviene de un cruce de referencias entre las ciencias económicas, sociales y psicológicas, así como las evidencias ecológicas que instan al cambio de sistemas. Desde esta perspectiva plural, Schor sugiere un cambio radical en nuestra forma de ver el mundo del consumo, el trabajo y el bienestar.

Como mencioné antes, los seres humanos estamos degradando el planeta de forma más rápida de la que éste se puede regenerar. No hay que ser un lince para ver las evidencias que nos confirman esto, ni para llegar a la conclusión de que, si seguimos así, en unos cincuenta años viviremos en un enorme basurero. Por eso, Schor propone la sostenibilidad como centro de sus teorías, no por quedar bien, como hacen nuestros políticos, sino por simple sentido común. O nuestro estilo de vida se vuelve realmente sostenible, o desaparecemos en lenta agonía. 

A medida que seguimos nuestro camino, el del eterno crecimiento como dogma central de nuestra actividad económica y política, nos encontramos que la energía, la comida, el transporte y, en definitiva, toda nuestra producción se está volviendo irremediablemente más y más cara, tanto en coste económico, como en coste social y ecológico. El coste social se está haciendo cada vez más evidente en nuestras vidas, a causa de la crisis, y se ve en un nuevo tipo de escasez: la escasez de trabajo y recursos para los menos afortunados. Todo es cada vez más y más difícil de conseguir, porque la escasez está en la base de nuestros sistemas económicos, como único medio de crear valor añadido a los productos y elevar precios. Digamos que esto funciona como una estrella (por ejemplo el Sol), que cada vez necesita quemar más combustible para producir el mismo calor, la misma energía. Poco a poco se va consumiendo hasta que le llega la hora, se contrae y explota.

Para responder a esta muerte anunciada, Schor propone la sostenibilidad, pero no como el heroico sacrificio que nos exigen nuestros políticos, sino como un agradable camino a la plenitud. Se trata de cambiar nuestro punto de vista hacia nuevas formas de riqueza, tecnologías verdes, y estilos de vida diferentes. En definitiva, se trata de dejar el consumismo atrás, y fijar nuevos valores sociales. Se trata de salir de la rueda del Trabajo-Deuda-Consumo, y vivir de acuerdo a valores humanos como la solidaridad, la creatividad, la cultura, etc..

El camino hacia una economía de plenitud pasa por abandonar la idea de que cuanto más poseemos, más felices somos. Es totalmente falso, y recientes estudios demuestran que el camino hacia la felicidad pasa por la relaciones humanas, no por la posesión material. De hecho, en un estudio de la Universidad de Palermo, una encuesta demuestra que la economía es la última causa de felicidad para las personas, por detrás de la familia, amigos y relaciones de pareja. Plenitud significa, en consecuencia, la cualidad de estar "completo" en abundancia, no la capacidad de poder malgastar sólo porque hay abundancia y me lo puedo permitir.

Algunas propuestas que se manejan en este libro para llevarnos a esa verdadera sociedad del bienestar son el favorecer tecnologías y formas de energía verde, además de trabajar menos, repartir el trabajo... tener más tiempo libre, en definitiva. Resulta evidente que estas aseveraciones necesitan de algún equilibrio, porque trabajar menos no significa que nos quedemos en casa calentando el sillón frente a la televisión. Tener más tiempo libre nos permitiría desarrollar toda una nueva cultura basada en la creatividad, la comunidad y el desarrollo personal, a la vez que nos ganamos un extra. El camino hacia esto es emplear nuestro tiempo en adquirir habilidades, o aprovechar las que ya tenemos, para mover una micro-economía a nivel local, basada en una producción artesanal a pequeña escala que sirva para auto-abastecer a pequeñas comunidades. 

Esto que a priori suena raro, no es ni más ni menos que lo que la gente lleva haciendo siglos y siglos: ganarse la vida, pero con más organización y especialización. En inglés existen los términos "homesteading" o "Do It Yourself" para describir esta nueva forma de micro-economía. En nuestra tierra lo llamamos "Chapú", "hacer trabajitos", "coser pa la calle", "dar clases particulares", "peinar señoras a domicilio", "tener un huerto urbano" etc... Se trata de usar nuestras habilidades para abastecernos localmente de los productos y servicios básicos que toda comunidad necesita, sólo que integrándolo en un nuevo marco legal, económico, político y social que lo respalde. El hecho es que la micro-economía a nivel local tiene un impacto medioambiental muchísimo menor que la actividad industrial a gran escala que hoy nos sustenta.

Hay que ser realistas. Las grades empresas van a tratar de reducir costes brutalmente, es la única salida que su ideología les permite a esta situación de crisis, y la única forma de seguir creciendo y entregando dividendos a sus accionistas. Esto traducido a lenguaje ordinario significa "paro y más paro". La gran empresa no va a ser el garante del empleo estable y digno que era hasta ahora. Las condiciones serán cada vez más duras, los salarios más bajos, las jornadas más largas, y todo para nada. Si queremos empleo digno y estable, nos lo vamos a tener que fabricar nosotros mismos.

Lo mejor de todas estas propuestas que nos deja la economía de plenitud es que ya están en marcha, de un modo u otro, a lo largo y ancho de nuestro mundo. Cada vez hay más gente que se apunta a estilos de vida alternativos, diferentes, que prefieren el tiempo libre al salario, el bienestar emocional a la abundancia material, la vida plena en comunidad al individualismo consumista... El cambio está en marcha, sólo hay que organizarlo. Se trata de unir los puntos que están sueltos por aquí y por allá, no se trata de inventar la rueda o descubrir el fuego. La solución ya está inventada, y al conocemos todos.

Así que os animo a poneros el mono de trabajo, quitarle el polvo a esas herramientas que tenéis en el garaje, y buscarles una utilidad que os reporte beneficios, no sólo monetarios, sino sociales, emocionales, sanitarios, psicológicos y, por qué no, espirituales.

Gracias por la atención.



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